Expositores del III Coloquio Literario "Ciudad de Huacho" 2009

Freddy Pajuelo Atis.

Poeta, Compositor, Declamador, docente universitario. Autor de los Poemarios “El Tambor”(1989), “Sobre Cenizas Cabalga la Rosa” (1995), “La Rama Inventada y el Grito de los Peces” (2004) Editorial San Marcos, entre otras publicaciones. Es autor del Himno a la Ciudad de Huacho, de la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión y a diversos Centros Educativos. En el año 2008 su trabajo literario recibió un gran reconocimiento al ganar el Premio Nacional de Poesía “Horacio” 2008 de la Derrama Magisterial con el poemario "Nuestra voz desenterrada".


Gustavo Armijos

Poeta, fundador del Colegio de Periodistas del Perú. Ha ejercido la docencia a nivel superior tanto en el Perú como el extranjero. Obtuvo el primer Premio de Poesía de la Municipalidad de Lima en 1982, Los Juegos Florales de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega en 1993, además de los Juegos Florales del Instituto Nacional de Cultura Filial Piura en 1994. Fue periodista en el diario La Industria de su ciudad natal, luego en el diario El Tiempo y el diario La Tarde de Piura. He viajado por casi todo el país desempeñando misión periodística, América Latina y Europa. Actualmente es director de la revista literaria 'La Tortuga Ecuestre' desde 1973 hasta nuestros días, decana de las publicaciones de su género en el Perú.




POESÍAS

¡ CÉSAR VALLEJO VIVE!


Freddy Pajuelo Atis

Acaso carezco de la palabra adecuada
Para rendir mi homenaje,
En el centenario de su natalicio,
Al poeta César Vallejo.
Pero me aventuro con mucho regocijo
A afirmar que nuestro amado poeta
¡ Vive!

¿Cómo va a dejar de existir
aquel se salió
del costado ensangrentado
de todo una raza?
Aquel hijo predilecto
De un hogar numeroso llamado pueblo.
Aquel que trasnochó
Destilando la medicina celeste
Para los dolores de nuestra Patria.
Y que nunca se vendió, ni se alquiló,
A cambio de un seguro de vida.
Si su presencia gravita y circula
En los dedos del hombre
Que afina herramientas
Para acabar con el hambre.
En la luz que cae verticalmente al agua
Haciéndola más pura.
En la llaga abierta
Como roja amapola en la espalda,
En la frente, en la rodilla,
En las manos de los que siembran el fuego
Para que florezca la libertad.

César, pasa siempre por nuestro lado.
Viene de perfil y nos roza.
Se disculpa, por su débil estructura
De humano condenado.
Camina sin saco,
Llevando nuestras miserias
En toda su estatura.
Él acabado de llegar de París.
Acabado de salir de una prisión de Trujillo.
Acabado de hospitalizarse
Para no acabarse nunca, él

Trilce, El tungsteno, Paco Yunque
Y otros frutos amargos y dulces
Contra el tiempo.
Cosechando todo los bordes del abismo.
Donde se precipita y no muere
El resplandor de la Tierra.
Donde corre la vena fresca de la Luna,
Para inmortalizarese
En el océano limpio de otra vida.

A pesar de los heraldos trágicos y
De los cuadrúpedos Atilas,
Que tanto hicieron para ocultar y silenciar
La vocación rebelde de César Abraham.
A pesar de lo que hacen hoy
Para quitarle poco a poco
El filo de su lengua.
Torciendo su figura
Para depositarlo dócil sobre un billete,
Que luego incinerarán,
Para impedir su probable resurrección,
Porque saben
Que su poesía tiene cuerpo y ánima
Tiene fuego sonoro. Verdad de piedra dura.
En un rosario de martillos y coronas
Que brillan de tanto sangrar.
Y en sus versos menudos
Como saetas de trigo,
Se fecunda en el territorio
Del martirio y de la gloria,
Para los hombres de esencia superior.
Así es que, se equivocan
Quienes han fabricado un Vallejo,
Para sentarlo a comer
Con esas solemnes vacas, que se hacen llamar
“ Padres de la Patria”.
No entenderán que César,
Orgánicamente de carne y hueso,
Continua su elevada labor,
A través de los brazos de los oprimidos
Del planeta,
A través de los humildes rotosos,
A través de los audaces,
Que se juegan por entero y en primera fila
Por el bienestar de los demás.
A través de los que apuestan por el nuevo mundo,
Para que se libere el explotado y el explotador.

Por todo eso y más, mucho más,
César Vallejo ¡ Vive!
Los pueblos son testigos:
habla español en España,
habla francés en Francia,
y quechua en Santiago, el de Chuco.
Vive y se agiganta a la distancia de cien años.
Él nos sonríe con su mano juvenil
Sosteniéndose el mentón,
Mientras nos dice:
“ HAY HERMANOS, MUCHISIMO QUE HACER”
Por supuesto,
También, que deshacer.

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EL GRAN BANQUETE FINAL


Gustavo Armijos

Se levantan los efluvios por doquier
y el viento lleva aromas hacia los acantilados
en el Paseo de los Héroes Navales del infinito.

Desdichado y a pie puedo llegar hasta la tumba
de mis hermanos que me han ganado la partida.
Existe tenue pared de arena y las rosas, girasoles
y gardenias suben hasta el corazón de las criaturas
cuyos ojos enrojecidos por el llanto
ocultan sus rasgos desgarrados de impotencia-

Es la muerte en el Parque del Recuerdo.
Infamia y ternura se mezclan como constelación
de aldeanos que observan un cielo límpido.
El grass es un espejo donde podemos mirarnos
en la morada eterna del tormento o del descanso.

Mi resistencia te surte de gritos lúgubres
con actitud amenazante contra el infortunio.
Muerte definición exacta de cuervos en su jornada
premunidos del azar presuroso y emponzoñado.
Se funden las cadenas de la vida los pensamientos
engrillados suben hasta la pequeña capilla.
Javier (1954), Sergio (1955) juntos esperando la convocatoria
en el camposanto donde existen esperanzas
observamos los abuelos juntos para el gran banquete.
Que viva la eternidad furtiva del descanso
después de la agradable muerte,
en ofrenda de la vida eterna.

Estoy abandonado en medio de la vida pasajera
en los predios de la mangachería irremplazable
donde pido un remedio para mi dolor.
Mi tristeza convoca un suspiro desgarrado
y digo que mi eco es un llamado a las pálidas esperanzas
enfermo no oculto mi mal a compañeros de infortunio,

En las noches me siento a la puerta de mi casa
donde espero piedad para mi alma.
Y oculto mi infortunio a los bienhechores
y al médico que me infringe mayores aflicciones.
Trata de curarme para derrotar a la cruel enfermedad.
Desnudando las inquietudes de la soledad de los
elevados de concreto armado por donde desfilan los
autos a grandes velocidades donde vuelan hojas
de mi pérdida historia clínica desaparecida como
pez en el gran océano de la implacable soledad.

Nunca obtuve ganancia alguna por hecho ilícito
de bienhechores hombres opulantes pero llenos de avaricia.
Insisten en sus elogios los farsantes con sus ojos zarcos
ante los bastonazos de la justicia y franqueza.

Sino diré que los hombres de otras tierras me ofrecen halago
muchas veces negado en mis dominios
ahora que marcharé para siempre al infinito.


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