José Mazza Ramos



José Mazza Ramos nació en la ciudad de Barranca, fue socio activo de la Casa del Poeta Peruano filial Barranca. No llegó a publicar libro pero sus poemas formaron parte de Antologías como las publicadas en esta entradas.

El poeta falleció en la ciudad de Lima en el año 2007.

Sus textos son recogidos de la vida real,  son directos, hábilmente urdidos en hexasílabos, que comunican musicalidad y ritmo, haciéndonos acordar los romances del S. XVI o más cerca, a don Gustavo Adolfo Bécquer. Le gusta denominarse «El Poeta de la Soledad».


EL NIÑO POBRE

El niño estaba jugando
en la puerta de su casa
con la pelota de trapo
y sus penas a la espalda.
Sus zapatos parecían
dos barquitas con ventanas
su camisita ya rota
le quedaba como una capa.
El sol en medio día
iluminaba las plazas
con sus rayos de corolas
con sus cuentas de ondas claras.
El niño estaba jugando
en la puerta de su casa
y su pelota de trapo
de vieja, ya no rodaba.

II

El niño estaba jugando
en la puerta de su casa
con su pelota de trapo
que el padre logró arreglarla.
Otros niños de su barrio
que jugaban y saltaban
con su pelota de cuero,
llamáronle a que jugara.
El niño miró a los otros
con su carita de grana
y una alegría muy grande
iluminaba su cara.
¡El niño estaba jugando
en la puerta de su casa
con sus amigos más grandes
que conoció esa mañana!

III

¡Tráela, niño, tráela!,
decíanle al que jugaba
corriendo tras la pelota
que otro niño botara.
El niño vino corriendo;
tras la pelota alcanzada,
sin darse cuenta que un carro
-que a velocidad pasaba
su cuerpecito de seda
muy lejos lo arrojara...
¡La gente estúvose quieta
ante semejante drama;
y el niño quedó sin vida
tendido en' la calzada!...
¡El niño estaba jugando...
en la puerta de su casa!

Epílogo

¡Hoy el niño está jugando
En la puerto de gran Casa
Con sus amigos alados
Que Dios les puso en la espalda!



PERDÓNAME HIJO

“Murió la vecina"
¡Pobre viejecita!
Murió tan enferma
de cáncer al pecho;
sanarla no pudo
ni brujo ni médico
murió triste y sola
solita en su lecho.
(Carlota Lidia
Chávez Peñalosa)
Así se llamaba
la pobre ancianita;
era una dama
de las que hay pocas
de mucha cultura
y además "bonita"
Cuatro velas blancas...
Una en cada esquina...
Son tristes testigos
de tanta desdicha.
Un ramo de flores
"rosa y margarita"
adorna la caja
de doña "Calicha".
Hoy vienen a darle
postrer despedida
vecinos y amigos
que mucho la querían;
aquellos amigos
que siempre la vieron
cuando los remedios
la enferma pedía.
Está la comadre,
su esposo a su lado
y más adelante
los hijos de aquella.

Así los vecinos
y amigos del barrio
veneran los restos
de la otrora "bella".
¡Las diez de la noche,
la sala está llena
y todos muy tristes
rezan en silencio.
Afuera en la calle
un grupo de amigos
festejan los chistes
de don "Inocencio".
y así pasa el tiempo
las horas postreras;
las mas ancianitas
se van retirando.
Solo queda una
señora morena
que frente a la "occisa"
se quedó rezando.
La noche termina
con su desencanto
y el día aparece
con su Sol radiante...
¡Ya todos se han ido!...
¡Todo está en silencio!...
¡Solo está la casa!..
con su mal semblante.

Es más de medio día.
Las tres de la tarde
la gente se alista
para el funeral;
cuatro hombres fuertes
uno en cada esquina
guían al cortejo
hasta su final.
Ya en el cementerio
Empiezan el "responso"
sale una señora
de hablar enredado.
Dice algunas plegarias
todos la acompañan;
luego se retira
por su mal estado.
Habla su compadre
también su ahijada;
todos la recuerdan.
con mucho cariño.
Han hablado todos;
todos sus amigos
así la despiden
vestida de armiño.
¡Un hombre se acerca!
¡llora como un niño!
¡MADRE!
- gritó el hombre-
¡Mi querida madre!
¿ Porqué me has dejado
con mi sufrimiento?

Tu sabes viejita
que siempre has estado
en mi vida entera
y en mi pensamiento.
Era yo un niño,
cuando te marchaste
y dejaste todo
por otro destino;
y mi padre y yo
anduvimos juntos
separando abrojos
por nuestro camino.
"La vida no es justa"
decía mi padre.
¡Si yo la amé tanto!
¿Porqué se ha marchado?
"Hay seres que nacen
con su buena Estrella
y otros sin embargo
nacen estrellados".
y así fui creciendo
en mi mundo infante
lejos de mi madre
que tanto quería;
luego ya de hombre
la seguí buscando
sabiendo que nunca
la encontraría...
y hoy que la encuentro
para amarla mucho
la veo tendida
dentro de esta "Caja".
¡Porqué Señor mío,
te la llevaste
con su velo blanco
y con su mortaja...?
¡Todo ha terminado!...
¡Ya está enterrada!...
mas dentro del nicho
algo pusilánime
una voz se oye
con grito de espanto...
«Perdóname hijo
Hijo mío, perdóname-»



* Tomado del libro Los Poetas de la Bahía, Ediciones Maribelina.

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